El principio básico de la aeroponía es hacer crecer las plantas en un entorno cerrado o semicerrado, pulverizando las raíces colgantes y el bajo tallo con una disolución acuosa rica en nutrientes.1 Las hojas y corona, a menudo llamadas dosel, se extienden hacia arriba. Las raíces de la planta están separadas por la estructura de apoyo. Muchas veces se comprime espuma alrededor del tallo bajo y se inserta en una apertura en la cámara aeropónica, lo que disminuye el trabajo y los gastos; para plantas más grandes se usa un enrejado que mantiene el peso de la vegetación y sus frutos.
Idealmente, el entorno de las raíces está limpio de enfermedades o plagas de tal modo que las plantas pueden crecer más saludable y rápidamente que plantadas en la tierra. Sin embargo, dado que la mayor parte de los entornos aeropónicos no están perfectamente sellados al exterior, plagas y enfermedades son aún una amenaza. Entornos controlados potencian el desarrollo de las plantas, su salud, crecimiento, florecimiento y fructificado de cualquier especie de planta y cultivo.
Dada la sensibilidad de los sistemas de raíces aeropónicas a menudo se combina con hidropónicos convencionales que son usados como «salva cosechas», suministro de respaldo de agua y nutrientes por si el sistema de aeroponía falla.